Víctor Hugo Morales
"Se fue en una moto vieja, despidiéndose del tractor y la chacra"
"La tristeza salió a la calle": el doloroso adiós de Víctor Hugo a "Pepe" Mujica
El periodista y conductor de La Mañana se despidió del expresidente de Uruguay y repasó su enorme legado.
Víctor Hugo Morales se despidió este miércoles en un triste editorial del expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica, quien murió a sus 89 años por un cáncer de esófago, y aseguró que dejará un enorme legado en toda la región y las izquierdas. “Ha cerrado los ojos el hombre americano, el de la patria grande, el artiguista con la mirada fija en los horizontes de grandeza”, describió el conductor de La Mañana.
El adiós de Víctor Hugo al Pepe Mujica
La tristeza salió a la calle. Está en la mirada de los que saben que murió el Pepe. En la inevitable aceptación de que, a ciertas edades, nos morimos. Pero los ojos igual dicen: “Qué pena”. Así que permitámonos la melancolía, porque hace bien.
Se fue el hombre que se preguntaba qué sería del mundo sin las izquierdas. Se fue en una moto vieja, despidiéndose del tractor y la chacra. Y del amor perenne que lo unió a Lucía, ya fuera con un fusil en las manos o peleando por la democracia.
Ha cerrado los ojos el hombre americano, el de la patria grande, el artiguista con la mirada fija en los horizontes de grandeza. Se fue un líder natural que nada quiso para él.
Posiblemente fue una muerte acordada, me permití pensar. Lo dice ese final, con todo hecho, con su partido al frente del país, con el retorno de la izquierda y la esperanza más fuerte que nunca.
Uno puede imaginar que, cuando lo andaba buscando, la muerte le pidió un ratito más. "Dejame terminar este asunto del retorno y después me voy solo, ni me tenés que llevar", le dijo.
Los celulares explotaban con los amigos pasando la noticia. Algunos decían “murió el Pepe”. Pero otros solo escribieron “se murió”. No faltaba nada más.
Fueron días de vigilia, de ronda de las almas alrededor de la chacra. De chupar el mate como para disimular. De esperar lo inexorable. De transitar esas horas finales con la dignidad que se merecía el Pepe. Hasta que sucedió.
Entonces vino, sí, esa lumbre que llevamos con nosotros. Nadie tomó café, ni mate, ni grapa, sin mencionar al Pepe. La vida no era igual un minuto después de la partida. Hubo que carraspear, caminar como arrastrando el cuerpo, dar y recibir una palmada de consuelo.
Es que no murió cualquiera. Representa el Pepe Mujica lo mejor de nosotros mismos. Y está bien tristearlo. Eso sí, como dijo algún poeta, queda prohibido llorar sin aprender.
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El expresidente de Uruguay tenía 89 años
Murió José "Pepe" Mujica, un líder histórico recordado por la magia de las palabras
La vida del exmandatario uruguayo transcurrió como en escenas de película. Empezó a militar en la adolescencia y se sumó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Preso durante la dictadura, llegó luego a la presidencia con el Frente Amplio. Padecía cáncer de esófago.
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Por Mercedes López San Miguel
14 de mayo de 2025 - 00:01
José "Pepe" Mujica murió a los 89 años.
José "Pepe" Mujica murió a los 89 años.. Imagen: AFP
Pepe, como lo llamaban todos en Uruguay, será recordado por sus múltiples aristas, pero hay una sobresaliente: la sabiduría de sus palabras. José “Pepe” Mujica nació el 20 de mayo de 1935 y murió este martes, a los 89 años, haciendo historia: un exguerrillero tupamaro que el 1 de marzo de 2010 llegó a la presidencia de su paisito, como le decía.
A principios de 2025 Pepe Mujica se despidió de la vida pública y pidió que lo dejaran descansar en la intimidad de su chacra, ya con un cáncer de esófago muy avanzado. "Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso", expresó al semanario Búsqueda.
El pasado domingo, su ausencia en las elecciones municipales dio cuenta del cuadro de su salud. La histórica compañera del Pepe, Lucía Topolansky, confirmó que recibía cuidados paliativos. Faltaban días para que cumpliera los 90 años. Y su delfín político, el actual presidente Yamandú Orsi, declaró que Mujica estaba grave. El mandatario este martes informó de su muerte en la red X y lo despidió afectuosamente: "Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y tu profundo amor por tu pueblo".
El pueblo podrá darle su último adiós a partir de este miércoles, hasta pasado el mediodía del jueves, inclusive. Un cortejo fúnebre partirá por la mañana desde la Torre Ejecutiva (sede del gobierno), recorriendo varios puntos de Montevideo, como postas de su historia de vida, entre ellos la sede del Frente Amplio y la del partido Movimiento de Participación Popular (MPP) hasta terminar en el Palacio Legislativo.
Porque la vida del Pepe transcurrió como en escenas de una película. Una de ellas sucedió cuando le dijo a una multitud: “No me voy, estoy llegando”, en el último acto como mandatario en vísperas de entregarle la banda presidencial a su correligionario Tabaré Vázquez, el 28 de febrero de 2015. “Me iré con el último aliento y donde esté, estaré por ti, contigo, porque es la forma superior de estar con la vida. Gracias, querido pueblo”.
En aquella emotiva despedida en la que a sus 80 años dejaba la presidencia, quedaba claro que seguiría haciendo política. Mujica había sido electo presidente el 29 de noviembre de 2009 cuando ya era un histórico referente del Movimiento de Participación Popular dentro de la coalición de izquierda Frente Amplio (FA). Y cuando sentía el aprecio de la gente en las calles y él se mostraba accesible. Le tocaban el hombro y lo abrazaban, como a un padre.
Durante su gobierno se aprobaron leyes de vanguardia en la región como la liberación de la producción y comercialización del cannabis, la legalización del aborto y el matrimonio igualitario.
Como una reparación histórica más que simbólica, el extupamaro Mujica fue quien en nombre del Estado uruguayo pidió disculpas en un acto público por la desaparición de María Claudia Iruretagoyena, nuera del poeta Juan Gelman. Lo hizo en marzo de 2012 cumpliendo con un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman.
El capítulo memoria, verdad y justicia tuvo sus claroscuros en el gobierno de Mujica, con serias dificultades para dejar sin efecto la Ley de Caducidad que daba impunidad a militares y policías acusados por delitos de lesa humanidad. Y también por el nombramiento de Guido Manini Ríos al frente del Ejército. Manini Ríos, el jerarca militar, se convertiría en un político de extrema derecha y aliado del ex gobierno de Luis Lacalle Pou.
Vida de militante
Pepe Mujica donó casi el 90 % de su sueldo como presidente para caridad y siguió viviendo en su chacra en Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo junto a Lucía Topolansky, entonces senadora. Una partecita de ese mundo de la pareja, que no tuvo hijos, con un estilo de vida sencillo, el amor por el tango y el cultivo de flores y vegetales, fue contada por el cineasta Emir Kusturica en el documental "El Pepe, una vida suprema".
Cerca de Rincón del Cerro, en Paso de la Arena, creció Mujica: una zona ubicada al oeste de Montevideo, de clase obrera que luego sería bastión de la resistencia a la última dictadura (1973-1985). Aprovechando la hectárea de campo que tenía la familia ahí, Pepe plantaba verduras y flores codo a codo con su madre, Lucy Cordano. Y empezó a vender flores tras la muerte de su padre, Demetrio Mujica.
Mujica militó desde adolescente. "Tenía 14 cuando empecé en una agrupación anarca", le contó a María Ester Gilio en el libro Pepe Mujica, de tupamaro a presidente. De joven fue relacionándose cada vez más con partidos de izquierda y haciéndose marxista. Un marxismo difícil de encuadrar dentro de las visiones de los socialistas y comunistas de la época. La de un cuestionador y ávido lector.
En esa búsqueda se incorporó a la lucha armada con el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerilla urbana inspirada en la revolución cubana. Cayó preso por primera vez en 1964 por el intento de asalto a una sucursal de la empresa Sudamtex y en 1969 pasó a la clandestinidad porque la policía descubrió armas y municiones que la guerrilla le había dado a él en custodia.
Mujica participó en la toma de la ciudad de Pando (en Canelones, a pocos kilómetros de Montevideo, el 8 de octubre de 1969, cuando decenas de guerrilleros mantuvieron el control de la comisaría, el cuartel de bomberos, y otros asaltaban la central telefónica y sucursales de bancos. Fue un operativo que duró media hora, y así de rápida fue la huída con enfrentamiento con la policía, causando la muerte de tres tupamaros, un policía y un civil. Una escena en blanco y negro que hilvana parte de su vida.
En otro momento una patrulla lo baleó seis veces en el suelo. Fue varias veces detenido. En 1971 protagonizó otro momento cinematográfico: la fuga a través de un túnel de 111 presos (106 guerrilleros) de la cárcel de Punta Carretas, una de las mayores fugas carcelarias de la historia.
Tras el golpe de Estado de 1973, Mujica se convirtió en rehén de la dictadura. En el libro Memorias del calabozo, Fernández Huidobro dialogó con Mauricio Rosencof sobre la dolorosa experiencia que vivieron junto a Raúl Sendic, Jorge Manera, Henry Engler, Adolfo Wasem, Jorge Zabalza y Julio Marenales, a quienes tuvieron rotando entre cuarteles. “Una noche de septiembre de 1973 nueve militantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros fuimos sacados, por sorpresa, de cada una de nuestras celdas en el Penal de Libertad... Ese largo viaje de nueve rehenes de la tiranía duró, exactamente, once años, seis meses y siete días”.
Mujica empezó a hablar con las hormigas, entre muchos delirios, y terminó en el Hospital Militar a principios de los '80. Una psiquiatra recomendó que lo dejaran leer y escribir. Sobre ese momento Pepe contó: "Yo agarraba las pastillas que me daba y las tiraba en el baño. Hubo algo, sin embargo, en lo que esa mujer me sirvió. Me consiguió permisos para leer libros de ciencia... me autorizaron también a escribir y el ejercicio de escribir disciplinó mi cerebro", dijo en Pepe Mujica, de tupamaro a presidente.
Su madre Lucy, en una de las tantas visitas que hizo para llevarle libros, vaticinó que la carrera de su hijo recién empezaba. “Va a llegar a presidente gracias a su piquito de oro”, le dijo por entonces a un vecino.
Pepe Mujica recuperó la libertad con una amnistía en 1985 y una década después fue electo diputado, luego senador, y en 2005 fue ministro de Ganadería y Agricultura del primer gobierno del Frente Amplio encabezado por Tabaré Vázquez.
En campaña
Su militancia frenteamplista y sus reflexiones sobre Uruguay y América latina siempre buscaron despertar conciencias. Mujica asistió el pasado agosto a un acto político del FA horas después de recibir el alta del hospital donde había sido internado por una descompensación relacionada con su tratamiento contra el cáncer de esófago, diagnosticado en mayo de 2024. "Hoy ha sido un día pesado. Ando remontando mis huesos como puedo, pero tenía que estar", dijo Pepe tras ingresar en silla de ruedas a la sede central la principal fuerza opositora del país que logró regresar al poder en las elecciones del 27 de octubre.
En una reciente entrevista que le hizo The New York Times, el influyente diario estadounidense lo presenta como un "filósofo sin pelos en la lengua". "La vida es hermosa. Con todas sus peripecias, amo la vida. Y la estoy perdiendo porque estoy en el tiempo de irme", dijo Mujica. Preguntado sobre cómo le gustaría ser recordado, fue enfático: "Como lo que soy: un viejo loco que tiene la magia de la palabra".
Una de las obsesiones del veterano político fue el barrio, Sudamérica. “No veo la integración para mañana. Estoy pensando en 25, 30 años. Tenemos que aprender a soportarnos, de izquierda y de derecha”, dijo Mujica a esta cronista en su último viaje a Buenos Aires sobre la anhelada integración regional. Él, que protagonizó junto a Lula, Chávez, Cristina Kirchner, Rafael Correa y Evo Morales un tiempo en el que ese anhelo parecía posible y se mejoraban las condiciones de vida de los sectores más postergados.
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